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ATADI asiste a las jornadas finales de Mi Casa

Plena inclusión presentó en unas jornadas en Madrid las evidencias que confirman el valor referencial de ‘Mi Casa: una vida en comunidad’, un proyecto financiado e impulsado por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, a través de los fondos Next Generation de la Unión Europea.

Mi Casa: una vida en comunidad, que lleva desarrollándose desde 2022 en 66 viviendas de 7 comunidades autónomas, ha transformado la vida a 759 personas con discapacidad intelectual con grandes necesidades de apoyo que venían de residir en instituciones o junto a su familia. En la provincia de Teruel, ATADI gestiona dos de estas viviendas, en Andorra y Teruel, en las que viven 8 personas con discapacidad.

Estas jornadas, en las que se ha reivindicado, pero también se ha celebrado lo conseguido, reunieron a 300 personas entre personas beneficiarias del proyecto, profesionales de apoyo, representantes de administraciones públicas (estatales, autonómicas y locales) y familiares.

Entre las asistentes a estas jornadas de Mi Casa destacan Rosa Martínez, secretaria de Estado de Derechos Sociales; Jesús Martín, director general de Derechos de las Personas con Discapacidad; Maite Sancho, directora del IMSERSO; Carmen Laucirica, presidenta de Plena inclusión España; y Maribel Cáceres, vicepresidenta de Plena inclusión España y miembro de la Plataforma Estatal de Representantes de Personas con Discapacidad Intelectual y del Desarrollo.

 

Innovación social y derechos

 

En estos 3 años de funcionamiento, Plena inclusión ha puesto en práctica, en el marco del proyecto ‘Mi Casa: una vida en comunidad’, estrategias de innovación social que, refrendadas por los resultados obtenidos, consolidan este modelo como una propuesta replicable para otros proyectos de apoyo a personas con discapacidad, mayores, personas con enfermedad mental o sinhogarismo, etc. Y, lo más importante, es que se trata de una iniciativa que responde a la necesidad de recuperar derechos fundamentales para cientos de miles de personas que forman parte de grupos especialmente vulnerables.

Como ejemplo de prácticas innovadoras, se citó que “las personas con discapacidad intelectual de los 66 pisos han tenido voz y voto a la hora de seleccionar a sus profesionales de apoyo” o la creación de la figura de “conectoras comunitarias”, que son “profesionales que mapean las oportunidades en el pueblo o el barrio para que las personas con discapacidad puedan participar en asociaciones, espacios vecinales o iniciativas colectivas, públicas y privadas”.

Otra figura innovadora son “las personas facilitadoras, profesionales que garantizan las opciones de elección de las personas con discapacidad y su participación en las propuestas de la conectora desde la planificación centrada en la persona”.

Además, las personas con discapacidad realizan numerosas actividades individuales en el ámbito comunitario: interactúan con el vecindario y los comercios locales, participan en asociaciones o colectivos vecinales, en clases, van a la biblioteca o al polideportivo, etc. De este modo, se ha conseguido que las personas con discapacidad intelectual hagan actividades de forma individual y no siempre en grupo, como suele suceder en los centros residenciales.

 

Mi Casa mejora su calidad de vida

 

Cuatro entidades consultoras expertas en medición del impacto de proyectos sociales han realizado estudios, cuantitativos y cualitativos, de los efectos que se han generado en la vida de las personas con discapacidad intelectual que han participado en ‘Mi Casa’. También han medido la relación de recursos en vivienda y en residencias, han evaluado los procesos y han medido el impacto institucional y las variables de evaluación evolutiva.

De los extensos informes que ultimarán en diciembre, se puede concluir que ha mejorado ostensiblemente la calidad de vida de las personas beneficiarias en estos tres años. Este efecto se percibe en la disminución del uso de medicamentos, la reducción de problemas de conducta y, en consecuencia, de las restricciones que se les aplicaban; o en la mejora de las relaciones con el vecindario y del bienestar emocional, etc. Familiares y profesionales corroboran estos logros, ya que constatan los avances logrados en la calidad de las interacciones con estas personas.

Carmen Laucirica, presidenta de Plena inclusión España, se muestra convencida de que ‘Mi Casa: una vida en comunidad” debe tener continuidad, llegar a más lugares del país y extenderse entre otros colectivos sociales vulnerables: “Este proyecto transforma y mejora lo que se estaba haciendo hasta ahora en el terreno de la política de cuidados, ya que une personalización, desinstitucionalización y vida en comunidad. A las evidencias nos remitimos”, asegura.

Y, a continuación, lo explica con más detalle: “Cuando hablamos de personalización, calidad de vida y desinstitucionalización, hablamos de derechos que se han vulnerado en el pasado y que deben restaurarse cuanto antes”, concluye la presidenta de Plena inclusión España. Esta organización ha insistido en que resulta fundamental el apoyo presente y futuro de las Comunidades Autónomas para conseguir que proyectos innovadores como ‘Mi Casa’ sigan mejorando las políticas de acción social en España.